Vieron mis ojos la mucha piedad
que en vuestro rostro había aparecido,
al mirar el semblante y las acciones
que muchas veces por dolor yo hago.
En la cuenta caí que vos pensabais
en el lúgubre estado de mi vida,
tal que mi pecho se llenó de miedo
de mostrar por los ojos mi vileza.
Y me aparté de vos, sintiendo el llanto
que de mi corazón se derramaba,
bajo vuestra mirada trastornado.
En mi alma triste luego me decía:
«Seguro que con Ella está ese Amor,
que me hace andar llorando de tal modo».
Dante Alighieri
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