A toda alma cautiva o noble pecho
a cuya vista llegue esto que digo,
y luego me remitan lo que piensan,
salud en vuestro dueño, que es Amor.
Terciadas casi estaban ya las horas
del tiempo en el que lucen las estrellas,
cuando Amor de repente apareció,
y horror me da acordarme de su aspecto.
Parecíame alegre Amor portando
mi corazón, y a mi señora envuelta
en un paño, dormida entre sus brazos.
La despertaba, y de este corazón
ardiente humildemente la nutría,
medrosa; y luego vile irse llorando.
Dante Alighieri
No hay comentarios:
Publicar un comentario