Naturalmente quiere todo amante
el corazón abrirle a su amada,
y esto es, en el sueño que hiciste,
lo que el Amor a ti quiso enseñarte
cuando le dio tu corazón que ardía
suave de comer a tu señora,
que mucho tiempo había estado dormida,
envuelta en velo, sin sentir dolor.
Alegre se mostró el Amor viniendo
a ti, por darte lo que tú deseabas,
juntos atando a los dos corazones;
y viendo que de amor la dura pena
en la mujer había despertado,
se fue llorando por piedad de ella.
Cino da Pistoia
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