En la soledad yo canto
a aquel que es mi Dios
en la luz de la luz y del calor,
en el lugar del mando,
el florido cacao está espumoso,
la bebida que con flores embriaga.
Yo tengo anhelo,
lo saborea mi corazón,
se emgriaga mi corazón,
en verdad mi corazón lo sabe:
¡Ave roja de cuello de hule!
fresca y ardorosa,
luces tus guirnaldas de flores.
¡Oh madre!
Dulce, sabrosa mujer,
preciosa flor de maíz tostado,
sólo te prestas,
serás abandonada,
tendrás que irte,
quedarás descarnada.
Aquí tú has venido,
frente a los príncipes,
tú, maravillosa criatura,
invitas al placer.
Sobre la estera de plumas amarillas y azules
aquí está erguida.
Preciosa flor de maíz tostado,
sólo te prestas,
serás abandonada,
tendrás que irte,
quedarás descarnada.
El floreciente cacao
ya tiene espuma,
se repartió la flor del tabaco.
Si mi corazón lo gustara,
mi vida se embriagaría.
Cada uno está aquí,
sobre la tierra,
vosotros, señores príncipes,
si mi corazón lo gustara,
se embriagaría.
Tlaltecatzin de Cuauhchinanco
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