Viste, a mi parecer, todo el valor
todo deleite y cuanto bien se siente
si estás a prueba del señor potente
que señorea el mundo del honor,
de donde muere el tedio es morador
y juzga en el alcázar de la mente;
tan suave entra en los sueños de la gente
que el corazón les quita sin dolor.
El corazón tuo llevóse, en viendo
que tu dueña a la muerte se venía:
con éste la nutrió, eso temiendo.
Cuando te pareció que iba plañendo
fue que aquel dulce sueño concluía,
pues su contrario lo iba venciendo.
Guido Cavalcanti
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