El sol como un gran animal demasiado amarillo. Es una suerte que nadie me ayude. Nada más peligroso, cuando se necesita ayuda, que recibir ayuda.
*
Me rememoro al sol de la infancia, infusa de muerte, de vida hermosa.
*
Pero a mi noche no la mata ningún sol.
*
La errancia, la canción de nosotros dos, tiemblo como en una metáfora el alma comparada con una candela.
*
Y nada será tuyo salvo un ir hacia donde no hay dónde.
*
He aquí que se estremece el espacio como un gran loco.
*
Alguien demora en el jardín el paso del tiempo.
*
Me alimento de música y de agua negra. Soy tu niña calcinada por un sueño implacable.
*
Máscaras de la noche en qué lugar perdido que nadie más que yo conoce.
*
¿Tendré tiempo para hacerme una máscara cuando emerja de la sombra?
*
Invitada a ir nada más que hasta el fondo.
*
Me pruebo en el lenguaje que compruebo el peso de mis muertos.
*
El mar esconde sus muertos. Porque lo de abajo tiene que quedar abajo.
*
Para mejor ser el que fue, ha querellado con su nueva sombra, ha luchado contra lo opaco.
Alejandra Pizarnik
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miércoles, 7 de octubre de 2015
Jardín o Tiempo:
Es una muerta estación
cuando los lobos viven sólo de viento
y la vista de todos los grises
es lo único que rompe el silencio
en el que yo vi mi sol oscurecerse
Voces mías que, unas con silencios
y otras con colores,
me atormentan:
diremos su nombre y no vendrá;
de cerca, de lejos, no responderá.
Serás desolada
y tu voz será la fantasma
que se arrastra por lo oscuro,
jardín o tiempo donde su mirada
silencio, silencio
Alejandra Pizarnik
cuando los lobos viven sólo de viento
y la vista de todos los grises
es lo único que rompe el silencio
en el que yo vi mi sol oscurecerse
Voces mías que, unas con silencios
y otras con colores,
me atormentan:
diremos su nombre y no vendrá;
de cerca, de lejos, no responderá.
Serás desolada
y tu voz será la fantasma
que se arrastra por lo oscuro,
jardín o tiempo donde su mirada
silencio, silencio
Alejandra Pizarnik
Ella no espera en sí misma:
Ella no espera en sí misma. Nada de sí misma. Demasiado ensimismada
Sólo vine a ver el jardín donde alguien moría por culpa de algo que no pasó o de alguien que no vino.
Ella es un interior.
Todo ha sido demasiado y ella se irá.
Y yo me iré.
Alejandra Pizarnik
Sólo vine a ver el jardín donde alguien moría por culpa de algo que no pasó o de alguien que no vino.
Ella es un interior.
Todo ha sido demasiado y ella se irá.
Y yo me iré.
Alejandra Pizarnik
Sólo vine a ver el jardín:
sólo vine a ver el jardín.
tengo frío en las manos.
frío en el pecho.
frío en el lugar donde en los demás se forma el pensamiento.
no es éste el jardín que vine a buscar
a fin de entrar, de entrar, no de salir.
por favor, no creas que me lamento.
si comprendieras la voluptuosidad de comprobar.
me amaron, a lo menos eso dijeron.
muchos me amaron porque no soy parecida más que a mí
y por otros imponderables más bellos que la sonrisa de la Virgen de las Rocas.
yo, ahora, creo amar y me siento acabada, epilogada.
¿cómo aprender los gestos primarios
de las pasiones elementales?
No me consuela.
Alejandra Pizarnik
tengo frío en las manos.
frío en el pecho.
frío en el lugar donde en los demás se forma el pensamiento.
no es éste el jardín que vine a buscar
a fin de entrar, de entrar, no de salir.
por favor, no creas que me lamento.
si comprendieras la voluptuosidad de comprobar.
me amaron, a lo menos eso dijeron.
muchos me amaron porque no soy parecida más que a mí
y por otros imponderables más bellos que la sonrisa de la Virgen de las Rocas.
yo, ahora, creo amar y me siento acabada, epilogada.
¿cómo aprender los gestos primarios
de las pasiones elementales?
No me consuela.
Alejandra Pizarnik
martes, 6 de octubre de 2015
En esta noche, en este mundo:
en esta noche en este mundo
las palabras del sueño de la infancia de la muerte
nunca es eso lo que uno quiere decir
la natal castra
la lengua es un órgano de conocimiento
del fracaso de todo poema
castrado por su propia lengua
que es el órgano de la re-creación
del re-conocimiento
pero no el de la resurrección
de algo a modo de negación
de mi horizonte de maldoror con su perro
y nada es promesa
entre lo decible
que equivale a mentir
(todo lo que se puede decir es mentira)
el resto es silencio
sólo que el silencio no existe
no
las palabras
no hacen el amor
hacen la ausencia
si digo agua ¿beberé?
si digo pan ¿comeré?
en esta noche en este mundo
extraordinario silencio el de esta noche
lo que pasa con el alma es que no se ve
lo que pasa con la mente es que no se ve
lo que pasa con el espíritu es que no se ve
¿de dónde viene esta conspiración de invisibilidades?
ninguna palabra es visible
sombras
recintos viscosos donde se oculta
la piedra de la locura
corredores negros
los he recorrido todos
¡oh quédate un poco más entre nosotros!
mi persona está herida
mi primera persona del singular
escribo como quien con un cuchillo alzado en la oscuridad
escribo como estoy diciendo
la sinceridad absoluta continuaría siendo
lo imposible
¡oh quédate un poco más entre nosotros!
los deterioros de las palabras
deshabitando el palacio del lenguaje
el conocimiento entre la piernas
¿qué hiciste del don del sexo?
oh mis muertos
me los comí me atraganté
no puedo más de poder más
palabras embozadas
todo se desliza
hacia la negra licuefacción
y el perro de maldoror
en esta noche en este mundo
donde todo es posible
salvo
el poema
hablo
sabiendo que no se trata de eso
siempre no se trata de eso
oh ayúdame a escribir el poema más prescindible
el que no sirva ni para
ser inservible
ayúdame a escribir palabras
en esta noche en este mundo
Alejandra Pizarnik
las palabras del sueño de la infancia de la muerte
nunca es eso lo que uno quiere decir
la natal castra
la lengua es un órgano de conocimiento
del fracaso de todo poema
castrado por su propia lengua
que es el órgano de la re-creación
del re-conocimiento
pero no el de la resurrección
de algo a modo de negación
de mi horizonte de maldoror con su perro
y nada es promesa
entre lo decible
que equivale a mentir
(todo lo que se puede decir es mentira)
el resto es silencio
sólo que el silencio no existe
no
las palabras
no hacen el amor
hacen la ausencia
si digo agua ¿beberé?
si digo pan ¿comeré?
en esta noche en este mundo
extraordinario silencio el de esta noche
lo que pasa con el alma es que no se ve
lo que pasa con la mente es que no se ve
lo que pasa con el espíritu es que no se ve
¿de dónde viene esta conspiración de invisibilidades?
ninguna palabra es visible
sombras
recintos viscosos donde se oculta
la piedra de la locura
corredores negros
los he recorrido todos
¡oh quédate un poco más entre nosotros!
mi persona está herida
mi primera persona del singular
escribo como quien con un cuchillo alzado en la oscuridad
escribo como estoy diciendo
la sinceridad absoluta continuaría siendo
lo imposible
¡oh quédate un poco más entre nosotros!
los deterioros de las palabras
deshabitando el palacio del lenguaje
el conocimiento entre la piernas
¿qué hiciste del don del sexo?
oh mis muertos
me los comí me atraganté
no puedo más de poder más
palabras embozadas
todo se desliza
hacia la negra licuefacción
y el perro de maldoror
en esta noche en este mundo
donde todo es posible
salvo
el poema
hablo
sabiendo que no se trata de eso
siempre no se trata de eso
oh ayúdame a escribir el poema más prescindible
el que no sirva ni para
ser inservible
ayúdame a escribir palabras
en esta noche en este mundo
Alejandra Pizarnik
Los pequeños cantos:
I
nadie me conoce yo hablo la noche
nadie me conoce yo hablo mi cuerpo
nadie me conoce yo hablo la lluvia
nadie me conoce yo hablo los muertos
II
sólo las palabras
las de la infancia
las de la muerte
las de la noche de los cuerpos
III
el centro
de un poema
es otro poema
el centro del centro
es la ausencia
en el centro de la ausencia
mi sombra es el centro
del centro del poema
IV
una muñeca de huesos de pájaros
conduce los perros perfumados
de mis propias palabras que me vuelven
V
la agonía
de las visionarias
del otoño
VI
grietas en los muros
negros sortilegios
frases desolladas
poemas aciagos
VII
Cubres con un canto la hendidura.
Creces en la oscuridad como una ahogada.
Oh cubre con más cantos la fisura, la
hendidura, la desgarradura.
VIII
en el mediodía de los muertos
princesa-paraje-sin-sol
come cardo
come abrojo
IX
mi canto de dormida al alba
¿era esto, pues?
X
el que me ama aleja a mis dobles,
abre
la noche, mi cuerpo,
ver tus sueños,
mi sol o amor
XI
oh los ojos tuyos
fulgurantes ojos
XII
cuervos en mi mente
sobre su querido cuerpo
es el gran frío de la noche
lo negro
pasión de nuestros señores
los deseos
XIII
una idea fija
una leyenda infantil
una desgarradura
el sol
como un gran animal oscuro
no hay más que yo
no hay que decir
XIV
qué es este espacio que somos
una idea fija
una leyenda infantil
hasta nueva orden
no cantaremos el amor
hasta nuevo orden
XV
niña que en vientos grises
vientos verdes aguardó
XVI
hablará por espejos
hablará por oscuridad
por sombras
por nadie
XVII
instruidnos acerca de la vida
suavemente
imploraban los pequeños seres
y tendían sus brazos
por amor de la otra orilla
XVIII
palabras reflejas que solas se dicen
en poemas que no fluyen yo naufrago
todo en mí se dice con su sombra
y cada sombra con su doble
XIX
triste músico
entona un aire nuevo
para hacer algo nuevo
para ver algo nuevo
Alejandra Pizarnik
lunes, 5 de octubre de 2015
Lloro, miro el mar:
lloro, miro el mar y lloro.
canto algo, muy poco.
hay un mar, hay la luz.
hay sombras, hay un rostro.
un rostro con rastros de paraíso perdido.
he buscado.
sino que he buscado,
sino que agonizo.
Alejandra Pizarnik
canto algo, muy poco.
hay un mar, hay la luz.
hay sombras, hay un rostro.
un rostro con rastros de paraíso perdido.
he buscado.
sino que he buscado,
sino que agonizo.
Alejandra Pizarnik
En otra noche, en otro mundo:
oh por favor
la medianoche es venida
y es el frío
la noche
el que yo espero no viene
Alejandra Pizarnik
la medianoche es venida
y es el frío
la noche
el que yo espero no viene
Alejandra Pizarnik
Sobre un poema de Rubén Darío:
Sentada en el fondo de un lago.
Ha perdido la sombra,
no los deseos de ser, perder.
Está sola con sus imágenes.
Vestida de roja, no mira.
¿Quién ha llegado a este lugar
al que siempre nadie llega?
El señor de las muertes de rojo.
El enmascarado por su cara sin rostro.
El que llegó en su busca la lleva sin él.
Vestida de negro, ella mira.
La que no supo morirse de amor y por eso nada aprendió
Ella está triste porque no está.
Alejandra Pizarnik
Ha perdido la sombra,
no los deseos de ser, perder.
Está sola con sus imágenes.
Vestida de roja, no mira.
¿Quién ha llegado a este lugar
al que siempre nadie llega?
El señor de las muertes de rojo.
El enmascarado por su cara sin rostro.
El que llegó en su busca la lleva sin él.
Vestida de negro, ella mira.
La que no supo morirse de amor y por eso nada aprendió
Ella está triste porque no está.
Alejandra Pizarnik
domingo, 4 de octubre de 2015
La noche, el poema:
Alguien ha encontrado su verdadera voz y la prueba en el mediodía de los muertos. Amigo del color de las cenizas. Nada más intenso que el terror de perder la identidad. Este recinto lleno de mis poemas atestigua que la niña abandonada en una casa en ruinas soy yo.
Escribo con la ceguera desalmada con que los niños arrojan piedras a una loca como si fuese un mirlo. En realidad no escribo: abro brecha para que hasta mí llegue, al crepúsculo, el mensaje de un muerto.
Y este oficio de escribir. Veo por espejo, en oscuridad. Presiento un lugar que nadie más que yo conoce. Canto de las distancias, escucho voces de pájaros pintados sobre árboles adornados como iglesias.
Mi desnudez te daba luz como una lámpara. Pulsabas mi cuerpo para que no hiciera el gran frío de la noche, lo negro.
Mis palabras exigen silencio y espacios abandonados.
Hay palabras con manos; apenas escritas, me buscan el corazón. Hay palabras condenadas como lilas en la tormenta. Hay palabras parecidas a ciertos muertos, si bien prefiero, entre todas, aquellas que evocan la muñeca de una niña desdichada.
Suponiendo que me viese llorar y me estrechara contra su pecho, mi persona quedaría extinguida. Es verdad que entonces podría verle los ojos así como Van Gogh miró el sol y luego lo separó en pequeños soles giratorios: ¿”Ser” se escribe con dos “ee”?
Las muñecas son terribles. ¿Y por qué no? Si lo es el animal, la piedra, el hombre. En el poema se desocultan las muñecas y otras cosas que son noche. El poema, la noche. ¿Conocés vos la noche?
Rosas son las rosas que están en la mano de la insaciable, la del color infernal.
La noche, pienso el silencio. La noche emerge de la muerte. La noche emerge de la vida. En la noche viven los faltos de todo.
Entonces, de mañana, grité
Noche mía, pequeña, poblada de vividores.
Oh mi amor, llamame con un nombre unido a una muy antigua y olvidada ternura. Voy a reconstruir la trama de una tragedia solamente interior. Todo es un interior.
Alejandra Pizarnik
Escribo con la ceguera desalmada con que los niños arrojan piedras a una loca como si fuese un mirlo. En realidad no escribo: abro brecha para que hasta mí llegue, al crepúsculo, el mensaje de un muerto.
Y este oficio de escribir. Veo por espejo, en oscuridad. Presiento un lugar que nadie más que yo conoce. Canto de las distancias, escucho voces de pájaros pintados sobre árboles adornados como iglesias.
Mi desnudez te daba luz como una lámpara. Pulsabas mi cuerpo para que no hiciera el gran frío de la noche, lo negro.
Mis palabras exigen silencio y espacios abandonados.
Hay palabras con manos; apenas escritas, me buscan el corazón. Hay palabras condenadas como lilas en la tormenta. Hay palabras parecidas a ciertos muertos, si bien prefiero, entre todas, aquellas que evocan la muñeca de una niña desdichada.
Suponiendo que me viese llorar y me estrechara contra su pecho, mi persona quedaría extinguida. Es verdad que entonces podría verle los ojos así como Van Gogh miró el sol y luego lo separó en pequeños soles giratorios: ¿”Ser” se escribe con dos “ee”?
Las muñecas son terribles. ¿Y por qué no? Si lo es el animal, la piedra, el hombre. En el poema se desocultan las muñecas y otras cosas que son noche. El poema, la noche. ¿Conocés vos la noche?
Rosas son las rosas que están en la mano de la insaciable, la del color infernal.
La noche, pienso el silencio. La noche emerge de la muerte. La noche emerge de la vida. En la noche viven los faltos de todo.
Entonces, de mañana, grité
Noche mía, pequeña, poblada de vividores.
Oh mi amor, llamame con un nombre unido a una muy antigua y olvidada ternura. Voy a reconstruir la trama de una tragedia solamente interior. Todo es un interior.
Alejandra Pizarnik
Casa de la mente:
la casa mental
reconstruida letra por letra
palabra por palabra
en mi doble figura de papel
atraviesa el mar de tinta
para dar un nueva forma
a un nuevo sentimiento
abre la boca
verde de sin raíces
la palabra sin su cuerpo
un nuevo orden musical
de colores de cuerpos de excedentes
de formas pequeñas
que se mueven gritan dicen nunca
la noche dice nunca
la noche me pronuncia
en un poema.
Alejandra Pizarnik
reconstruida letra por letra
palabra por palabra
en mi doble figura de papel
atraviesa el mar de tinta
para dar un nueva forma
a un nuevo sentimiento
abre la boca
verde de sin raíces
la palabra sin su cuerpo
un nuevo orden musical
de colores de cuerpos de excedentes
de formas pequeñas
que se mueven gritan dicen nunca
la noche dice nunca
la noche me pronuncia
en un poema.
Alejandra Pizarnik
En la oscuridad abierta:
Si la más pequeña muerte exige una canción debo cantar a las que fueron lilas que por acompañarme en mi luz negra silenciaron sus fuegos cuando una sombra configurada por mi lamento se refugió entre sus sombras.
Alejandra Pizarnik
Alejandra Pizarnik
Naufragio inconcluso:
Este temporal a destiempo, estas rejas en las niñas de mis ojos, esta pequeña historia de amor que se cierra como un abanico que abierto mostraba a la bella alucinada: la más desnuda del bosque en el silencio musical de los abrazos.
Alejandra Pizarnik
Alejandra Pizarnik
La celeste silenciosa al borde del pantano:
Cerraron el rostro que fue idéntico al más alto sueño de la augusta infancia y pájaros temerosos en despliegue rapidísimo de plumas negras hicieron el paisaje del perfecto terror. Soy tu silencio, tu tragedia, tu veladora. Puesto que sólo soy noche, puesto que toda noche de mi vida es tuya.
Alejandra Pizarnik
Alejandra Pizarnik
Pequeños poemas en prosa:
Se cerró el sol, se cerró el sentido del sol, se iluminó el sentido de cerrarse.
*
Llega un día en que la poesía se hace sin lenguaje, día en que se convocan los grandes y pequeños deseos diseminados en los versos, reunidos de súbito en dos ojos, los mismos que tanto alababa en la frenética ausencia de la página en blanco.
*
Enamorada de las palabras que crean noches pequeñas en lo increado del día y su vacío feroz...
Alejandra Pizarnik
*
Llega un día en que la poesía se hace sin lenguaje, día en que se convocan los grandes y pequeños deseos diseminados en los versos, reunidos de súbito en dos ojos, los mismos que tanto alababa en la frenética ausencia de la página en blanco.
*
Enamorada de las palabras que crean noches pequeñas en lo increado del día y su vacío feroz...
Alejandra Pizarnik
En honor de una pérdida
La para siempre seguridad de estar de más en el lugar en donde los otros respiran. De mí debo decir que estoy impaciente porque se me dé un desenlace menos trágico que el silencio. Feroz alegría cuando encuentro una imagen que me alude. Desde mi respiración desoladora yo digo: que haya lenguaje en donde tiene que haber silencio.
Alguien no se enuncia. Alguien no puede asistirse. Y tú no quisiste reconocerme cuando te dije lo que había en mí que eras tú. Ha tornado el viejo terror: haber hablado nada con nadie.
El dorado día no es para mí. Penumbra del cuerpo fascinado por su deseo de morir. Si me amas lo sabré aunque no viva. Y yo me digo: Vende tu luz extraña, tu cerco inverosímil.
Un fuego en el país no visto. Imágenes de candor cercano. Vende tu luz, el heroísmo de tus días futuros. La luz es un excedente de demasiadas cosas demasiado lejanas.
En extrañas cosas moro.
Alejandra Pizarnik
Alguien no se enuncia. Alguien no puede asistirse. Y tú no quisiste reconocerme cuando te dije lo que había en mí que eras tú. Ha tornado el viejo terror: haber hablado nada con nadie.
El dorado día no es para mí. Penumbra del cuerpo fascinado por su deseo de morir. Si me amas lo sabré aunque no viva. Y yo me digo: Vende tu luz extraña, tu cerco inverosímil.
Un fuego en el país no visto. Imágenes de candor cercano. Vende tu luz, el heroísmo de tus días futuros. La luz es un excedente de demasiadas cosas demasiado lejanas.
En extrañas cosas moro.
Alejandra Pizarnik
Buscar:
No es un verbo sino un vértigo. No indica acción. No quiere decir ir al encuentro de alguien sino yacer porque alguien no viene.
Alejandra Pizarnik
Alejandra Pizarnik
Capítulos principales:
Llega la muerte con su manada de huesos
sonrío sumisa a una niña idiota
que implora en mi nombre
juntas (la muerte, la niñas y yo)
no encontramos otro oficio que execrar
Al final todos se casan:
el mar y las olas,
la noche y lo oscuro,
el vaso y el vino,
el anillo y el dedo,
la muerte y el cadáver.
Alejandra Pizarnik
sonrío sumisa a una niña idiota
que implora en mi nombre
juntas (la muerte, la niñas y yo)
no encontramos otro oficio que execrar
Al final todos se casan:
el mar y las olas,
la noche y lo oscuro,
el vaso y el vino,
el anillo y el dedo,
la muerte y el cadáver.
Alejandra Pizarnik
Aproximaciones:
abrazando a tu sombra en un sueño
mis huesos se arqueaban como flores
*
los bordes de silencio de las cosas
lo callado que recorre la presencia de las cosas
*
estos ojos
sólo se abren
para evaluar la ausencia
*
quién me perdió
en el silencio fantasma de las palabras
*
pasos en la niebla
del jardín de lilas
el corazón regresa
a su luz negra
*
quisieras vivir siempre
como algo olvidado en la mano de un muerto
*
¿Por qué escribo?
Por qué sollozo en madrugada
Por qué de pronto este sabor a canto de cisne
Esta espuma verde acumulada en la garganta
Mi corazón es absurdo como un máscara en la lluvia
El espanto lo asemeja al mar
Mi cuerpo es una invasión de tambores en el silencio de la noche
Por qué estas noches como un oasis para brujas
Por qué esta conjuración de ausencias
Este secuestro de la hija del viento
Me rodea en la noche una logia exterminadora
te llamo y no vienes
Te amo y no vienes
Por qué viniste como el relámpago
y me dejaste sola en lo devastado
Si escucharas mi rumor a celda minúscula
poblada de agonizantes
mi jadeo de asfixiada
Si de pronto me vieras en la orilla del despertar,
cantante enmudecida en la cima de su asombro
Si me vieras atada a tu rostro
*
Canciones ambiguas
de algún país arrasado por las lluvias
Canciones de campaneros
memorias de la noche que algún hombre amó
*
un pueblo de la luz arderá en la sombra
*
Si un mar por una lira
ángeles furiosos ahogó en el viento
*
noche amada nunca como ahora
en que la pierdo
en lo incierto del día
que rompe lo que me une a mi vida
*
todos comprenden lo que nadie
nadie comprende lo que todos
*
no lejos del alba nace el día
visión de las últimas flores
la luz gira en mi rostro que esperaba
las nupcias de los cuatro elementos
*
siempre habrá el miedo de otras voces
el miedo de otras voces
*
es tarde para reconocer el sol
el sol está y mis ojos cantan
el sol está su primavera es negra
el sol está y es tarde
*
éste es mi invierno elegido
éste es mi deber ante la niebla y lo confuso
*
querer quedarse queriendo irse
*
El amor dibuja en mis ojos el cuerpo anhelado
como un lanzador de cuchillos
tatuando en la pared con temor y destreza
la desnudez inmóvil de la que ama.
Así, en lo oscuro, fragmentos de los que amé,
lúbricos rostros adolescentes,
entre ellos soy otro fantasma.
A veces, en la noche,
me dijeron que mi corazón no existe.
pero escucho canciones ambiguas
de un país arrasado por las lluvias.
*
Lo que no te dieron.
Lo que no te dan.
Noviciado atroz.
*
Así iba yo devorando tinieblas
una flor en mi mano de sonámbula
una sonrisa ajena pegada a mis labios
mi cuerpo desnudo como una palabra
mis deseos abrazados a su imagen
*
si solamente hicieran una hoguera en mis labios
para quemar las sílabas que no se unen
*
el gran pájaro de cuerpo de paja teclea el invisible piano del viento
*
La luz amontonándose inservible a espaldas del sol. Niebla en el pozo. Hacer dibujos en un viejo muro rosado.
*
Pájaros polvorientos
con sangre vieja en las alas
flores de metal olvidadas
telarañas enamoradas del espacio
en donde vive el tiempo que pasa
*
se han ocultado
entre los sonidos de la noche
*
El jardín triangular
que oprimo en mi mano
chorrea flores de agua
Abejas de perfume azul
fosforecen como ojos enemigos
incrustados en mis huesos
*
soledad cerrada y dichosa
promesas de súbito cumplidas
como campanas en un amanecer helado
*
detrás de las formas sin consuelo
el día se abre como un canto doloroso
un alarido mágico formulador en el viento
*
Apenas remitida del cielo y cerrada
en donde yo era sin color y sin forma
sólo una contemplada.
Apenas devuelta de crepúsculos
de playa sola, de corazón silenciosa.
*
Yo creo en los espejos
*
La noche canta amordazada
Corazones incendiados
en la memoria de mi boca
me penetran vasos vacíos.
*
En la cavidad iluminada
en que este instante es perla pródiga
escucho el ronco abrirse de mi memoria
como una puerta al viento.
*
Si morir es memoria cerrada.
*
Yo trabajo el silencio
lo hago llama
*
I
Yo no canto, no celebro,
no bailo desnuda y ebria
sobre mi ataúd.
Pero yo le ruego al poema,
yo le pido la luna al poema.
II
He desatado el corazón de la lluvia
Antiguas baladas
alimentaron mi silencio.
III
El amor es este viaje inútil, pero muy suave,
al otro lado del espejo.
Tantas criaturas en mi sed y en mi vaso vacío.
IV
La niña que fui
ahora en mi memoria
entre mis muertos.
De lágrimas se nutrirá mil años.
De destierro el sonido de su voz
*
yo vi ese rostro partir la mañana
en dos noches iguales.
Mi cuerpo se pobló de muertos
y mi lengua de palabras crispadas,
ruinas de un canto olvidado.
*
COMO YO LA QUERÍA
Morir como muere un animal pequeño
en los cuentos para niños.
Eso tan terrible.
Lleno de hermosura.
*
Las cosas amarilleaban frente a mis ojos
recién venidos de un sueño de otoño.
*
Si la noche no es azul,
si el verano es una lenta plaga.
*
habla al gran espacio vacío
en donde corre una niña
que ya no reconoces
sólo deseo no tener nada con nada
*
Has dicho tantas palabras
que ya no te atreves a oírte llamar.
*
En mis huesos la noche tatuada.
La noche y la nada.
*
Escribes poemas
porque necesitas
un lugar
en donde sea lo que no es
*
El aire se eternizaba
en caras plateadas o coléricas
Se puede morir de presencias
*
Hay un rostro salvajemente asomado al día
que se abre en dos noches iguales.
¿Quién cantará al amor?
No yo.
Yo amo.
*
y finalmente
un himno sin desdicha
un sueño como una estrella
*
ebria del silencio
de los jardines abandonados
mi memoria se abre y se cierra
como una puerta al viento
*
Perdida en el silencio
de las palabras fantasmas.
Si vivir es memoria cerrada
quién me pierde
en el silencio fantasma
de las palabras
*
Zona de la visión perpetua.
Yo la atravesé en un misterioso gemido.
*
Yo he dado el reino de mi edad a la noche de los cuerpos
para saber si hay una luz detrás de la puerta cerrada.
*
En un lugar de temblores
manos oscilan enamoradas
en la dulzura de mi rostro
sobre tu oscuridad ardiente.
Como una idiota cruzando la calle
tengo miedo, me río, me saludo en el espejo
con una sábana hedionda,
me corto de raíz,
me escupo, me execro.
Como una santa acosada
por voces angélicas
me hundo en la canción de las plagas
y me vengo, me renuncio,
me silencio, me recuerdo.
Sumisa a la niña muda
que habla en mi nombre,
me cierro, me defiendo,
cuando las cosas,
como hordas de huecos,
vienen a mi terror.
Dónde dejar mis ojos,
cuándo augurarles una estación amable.
Quiero decir:
lo que muero cada noche,
mis huesos torcidos por abrazar una sombra.
es verdad que en lo oscuro
hay esta confusión de ojos y hojas
campanas dormidas y fuegos miedosos
boca enlutada
enumerando mis muertes
boca sin lengua
plegaria a nadie
se suceden en mi persona
generaciones
de pasajeras sin destino
oscilan extrañas
llórame por estar aquí
llórame y átame a las rosas
al manantial que cesó
augúrame luces asustadas
plática de los exterminadores
que vienen a mi rostro
preparado para vivir
Zona de la tensión perpetua.
Yo la atravesé con mi voz.
La atravesé en un misterioso gemido
para sólo llegar a una tensión perpetua
desconocedora del sol y sus milagros.
Una luz, una lámpara,
la lejanía de la noche.
La lejanía de la lejanía
nace de mí, nace con música.
Vivir libre.
En los confines
las arenas,
la soledad,
la divina quietud del sexo.
Libertad de ser sólo ceniza.
Muero en la música de los sexos.
lejos de lo nacido
de lo que vibra con soles
y lleva espanto en su ritmo
en el amanecer venido de mis ojos
pájaros parados en el aire son a mis ojos
lo que las flores en la mano de un muerto
voz dorada en el aire
caída de un árbol abierto
y no es verdad que pediré socorro
Que alejen el agua y el vino
que mi llegada sea la señal exacta
de su alejamiento
que mi boca sedienta
sea la bandera, el signo,
la rama venenosa,
la orden ardiente,
la hora, en fin,
de detener el diluvio,
de esconder las fuentes,
de hacer carbón del agua,
cenizas del vino.
Que alejen los frutos mágicos
que los labios ebrios
sólo encuentran lo candente,
que seas de azufre,
y tu cuerpo sea de llamas
sobre un cuerpo de agua.
como la bella en el bosque despierta
para siempre sin príncipe que esperar
y la sonrisa muda se borró hace mucho
a dónde vas bajo el cielo gris oculto
por pequeñas ventanas con ojos sucios
donde detrás no hay nada
nadie hay detrás y están todos muertos
la voz decía sobre el despertar
y sobre la muerte
y la voz decía y los ojos decían
y todo estaba condenado
pero la voz no se cansaba
ciudad de nada en nadie
el cuerpo se hace
la voz se rehace
Perdida en el silencio
de las piedras fantasmas.
¿Quién es el heredero del viento,
quién me llena la boca de días,
quién hace que yo viva?
¿Quién prueba una verdad
en mi dolor sin fondo?
¿Quién me ha exilado con los que cantan?
¿Quién me perdió en el silencio
de las palabras fantasmas?
de súbito
no he nacido
no he muerto
el centro de la sombra
es la sombra en mi espera
temo dejar de ser
la que nunca fui
beber en el silencio
adentro del silencio
cultivo el jardín del furor
mi roja sed humeante señala el día
en el pequeño frenesí de toda bujía
anclada en tus ojos
que el viento que el mar que la noche
y sin ira
y sin hora
sin ahora
sin orar
sin arar en la memoria
sin errar en el pasaje de la noche al amor
y del amor a su espera
y nos iremos en un corazón abandonado
y nos iremos en el espacio abierto de tu mirada
y nos iremos en un corazón que espera
amarrado al borde de un precipicio
no dibujar el itinerario
no usar la pluma
sino cuando hablen de pájaros
nada prever
para que nada no venga
y nos iremos como se va la oscuridad
en la madrugada de las plegarias infantiles
felicidad de nuestros ojos
ávido de peligros naturales
será como quien silba junto a un lago
silba el hecho de silbar
o canta el hecho de cantar
(una embarcación de papel atraviesa mi garganta
adentro bogan dos niños mendigos
andrajos audaces para despistar al viento
a la brújula al designio de la noche)
Alejandra Pizarnik
mis huesos se arqueaban como flores
*
los bordes de silencio de las cosas
lo callado que recorre la presencia de las cosas
*
estos ojos
sólo se abren
para evaluar la ausencia
*
quién me perdió
en el silencio fantasma de las palabras
*
pasos en la niebla
del jardín de lilas
el corazón regresa
a su luz negra
*
quisieras vivir siempre
como algo olvidado en la mano de un muerto
*
¿Por qué escribo?
Por qué sollozo en madrugada
Por qué de pronto este sabor a canto de cisne
Esta espuma verde acumulada en la garganta
Mi corazón es absurdo como un máscara en la lluvia
El espanto lo asemeja al mar
Mi cuerpo es una invasión de tambores en el silencio de la noche
Por qué estas noches como un oasis para brujas
Por qué esta conjuración de ausencias
Este secuestro de la hija del viento
Me rodea en la noche una logia exterminadora
te llamo y no vienes
Te amo y no vienes
Por qué viniste como el relámpago
y me dejaste sola en lo devastado
Si escucharas mi rumor a celda minúscula
poblada de agonizantes
mi jadeo de asfixiada
Si de pronto me vieras en la orilla del despertar,
cantante enmudecida en la cima de su asombro
Si me vieras atada a tu rostro
*
Canciones ambiguas
de algún país arrasado por las lluvias
Canciones de campaneros
memorias de la noche que algún hombre amó
*
un pueblo de la luz arderá en la sombra
*
Si un mar por una lira
ángeles furiosos ahogó en el viento
*
noche amada nunca como ahora
en que la pierdo
en lo incierto del día
que rompe lo que me une a mi vida
*
todos comprenden lo que nadie
nadie comprende lo que todos
*
no lejos del alba nace el día
visión de las últimas flores
la luz gira en mi rostro que esperaba
las nupcias de los cuatro elementos
*
siempre habrá el miedo de otras voces
el miedo de otras voces
*
es tarde para reconocer el sol
el sol está y mis ojos cantan
el sol está su primavera es negra
el sol está y es tarde
*
éste es mi invierno elegido
éste es mi deber ante la niebla y lo confuso
*
querer quedarse queriendo irse
*
El amor dibuja en mis ojos el cuerpo anhelado
como un lanzador de cuchillos
tatuando en la pared con temor y destreza
la desnudez inmóvil de la que ama.
Así, en lo oscuro, fragmentos de los que amé,
lúbricos rostros adolescentes,
entre ellos soy otro fantasma.
A veces, en la noche,
me dijeron que mi corazón no existe.
pero escucho canciones ambiguas
de un país arrasado por las lluvias.
*
Lo que no te dieron.
Lo que no te dan.
Noviciado atroz.
*
Así iba yo devorando tinieblas
una flor en mi mano de sonámbula
una sonrisa ajena pegada a mis labios
mi cuerpo desnudo como una palabra
mis deseos abrazados a su imagen
*
si solamente hicieran una hoguera en mis labios
para quemar las sílabas que no se unen
*
el gran pájaro de cuerpo de paja teclea el invisible piano del viento
*
La luz amontonándose inservible a espaldas del sol. Niebla en el pozo. Hacer dibujos en un viejo muro rosado.
*
Pájaros polvorientos
con sangre vieja en las alas
flores de metal olvidadas
telarañas enamoradas del espacio
en donde vive el tiempo que pasa
*
se han ocultado
entre los sonidos de la noche
*
El jardín triangular
que oprimo en mi mano
chorrea flores de agua
Abejas de perfume azul
fosforecen como ojos enemigos
incrustados en mis huesos
*
soledad cerrada y dichosa
promesas de súbito cumplidas
como campanas en un amanecer helado
*
detrás de las formas sin consuelo
el día se abre como un canto doloroso
un alarido mágico formulador en el viento
*
Apenas remitida del cielo y cerrada
en donde yo era sin color y sin forma
sólo una contemplada.
Apenas devuelta de crepúsculos
de playa sola, de corazón silenciosa.
*
Yo creo en los espejos
*
La noche canta amordazada
Corazones incendiados
en la memoria de mi boca
me penetran vasos vacíos.
*
En la cavidad iluminada
en que este instante es perla pródiga
escucho el ronco abrirse de mi memoria
como una puerta al viento.
*
Si morir es memoria cerrada.
*
Yo trabajo el silencio
lo hago llama
*
I
Yo no canto, no celebro,
no bailo desnuda y ebria
sobre mi ataúd.
Pero yo le ruego al poema,
yo le pido la luna al poema.
II
He desatado el corazón de la lluvia
Antiguas baladas
alimentaron mi silencio.
III
El amor es este viaje inútil, pero muy suave,
al otro lado del espejo.
Tantas criaturas en mi sed y en mi vaso vacío.
IV
La niña que fui
ahora en mi memoria
entre mis muertos.
De lágrimas se nutrirá mil años.
De destierro el sonido de su voz
*
yo vi ese rostro partir la mañana
en dos noches iguales.
Mi cuerpo se pobló de muertos
y mi lengua de palabras crispadas,
ruinas de un canto olvidado.
*
COMO YO LA QUERÍA
Morir como muere un animal pequeño
en los cuentos para niños.
Eso tan terrible.
Lleno de hermosura.
*
Las cosas amarilleaban frente a mis ojos
recién venidos de un sueño de otoño.
*
Si la noche no es azul,
si el verano es una lenta plaga.
*
habla al gran espacio vacío
en donde corre una niña
que ya no reconoces
sólo deseo no tener nada con nada
*
Has dicho tantas palabras
que ya no te atreves a oírte llamar.
*
En mis huesos la noche tatuada.
La noche y la nada.
*
Escribes poemas
porque necesitas
un lugar
en donde sea lo que no es
*
El aire se eternizaba
en caras plateadas o coléricas
Se puede morir de presencias
*
Hay un rostro salvajemente asomado al día
que se abre en dos noches iguales.
¿Quién cantará al amor?
No yo.
Yo amo.
*
y finalmente
un himno sin desdicha
un sueño como una estrella
*
ebria del silencio
de los jardines abandonados
mi memoria se abre y se cierra
como una puerta al viento
*
Perdida en el silencio
de las palabras fantasmas.
Si vivir es memoria cerrada
quién me pierde
en el silencio fantasma
de las palabras
*
Zona de la visión perpetua.
Yo la atravesé en un misterioso gemido.
*
Yo he dado el reino de mi edad a la noche de los cuerpos
para saber si hay una luz detrás de la puerta cerrada.
*
En un lugar de temblores
manos oscilan enamoradas
en la dulzura de mi rostro
sobre tu oscuridad ardiente.
Como una idiota cruzando la calle
tengo miedo, me río, me saludo en el espejo
con una sábana hedionda,
me corto de raíz,
me escupo, me execro.
Como una santa acosada
por voces angélicas
me hundo en la canción de las plagas
y me vengo, me renuncio,
me silencio, me recuerdo.
Sumisa a la niña muda
que habla en mi nombre,
me cierro, me defiendo,
cuando las cosas,
como hordas de huecos,
vienen a mi terror.
Dónde dejar mis ojos,
cuándo augurarles una estación amable.
Quiero decir:
lo que muero cada noche,
mis huesos torcidos por abrazar una sombra.
es verdad que en lo oscuro
hay esta confusión de ojos y hojas
campanas dormidas y fuegos miedosos
boca enlutada
enumerando mis muertes
boca sin lengua
plegaria a nadie
se suceden en mi persona
generaciones
de pasajeras sin destino
oscilan extrañas
llórame por estar aquí
llórame y átame a las rosas
al manantial que cesó
augúrame luces asustadas
plática de los exterminadores
que vienen a mi rostro
preparado para vivir
Zona de la tensión perpetua.
Yo la atravesé con mi voz.
La atravesé en un misterioso gemido
para sólo llegar a una tensión perpetua
desconocedora del sol y sus milagros.
Una luz, una lámpara,
la lejanía de la noche.
La lejanía de la lejanía
nace de mí, nace con música.
Vivir libre.
En los confines
las arenas,
la soledad,
la divina quietud del sexo.
Libertad de ser sólo ceniza.
Muero en la música de los sexos.
lejos de lo nacido
de lo que vibra con soles
y lleva espanto en su ritmo
en el amanecer venido de mis ojos
pájaros parados en el aire son a mis ojos
lo que las flores en la mano de un muerto
voz dorada en el aire
caída de un árbol abierto
y no es verdad que pediré socorro
Que alejen el agua y el vino
que mi llegada sea la señal exacta
de su alejamiento
que mi boca sedienta
sea la bandera, el signo,
la rama venenosa,
la orden ardiente,
la hora, en fin,
de detener el diluvio,
de esconder las fuentes,
de hacer carbón del agua,
cenizas del vino.
Que alejen los frutos mágicos
que los labios ebrios
sólo encuentran lo candente,
que seas de azufre,
y tu cuerpo sea de llamas
sobre un cuerpo de agua.
como la bella en el bosque despierta
para siempre sin príncipe que esperar
y la sonrisa muda se borró hace mucho
a dónde vas bajo el cielo gris oculto
por pequeñas ventanas con ojos sucios
donde detrás no hay nada
nadie hay detrás y están todos muertos
la voz decía sobre el despertar
y sobre la muerte
y la voz decía y los ojos decían
y todo estaba condenado
pero la voz no se cansaba
ciudad de nada en nadie
el cuerpo se hace
la voz se rehace
Perdida en el silencio
de las piedras fantasmas.
¿Quién es el heredero del viento,
quién me llena la boca de días,
quién hace que yo viva?
¿Quién prueba una verdad
en mi dolor sin fondo?
¿Quién me ha exilado con los que cantan?
¿Quién me perdió en el silencio
de las palabras fantasmas?
de súbito
no he nacido
no he muerto
el centro de la sombra
es la sombra en mi espera
temo dejar de ser
la que nunca fui
beber en el silencio
adentro del silencio
cultivo el jardín del furor
mi roja sed humeante señala el día
en el pequeño frenesí de toda bujía
anclada en tus ojos
que el viento que el mar que la noche
y sin ira
y sin hora
sin ahora
sin orar
sin arar en la memoria
sin errar en el pasaje de la noche al amor
y del amor a su espera
y nos iremos en un corazón abandonado
y nos iremos en el espacio abierto de tu mirada
y nos iremos en un corazón que espera
amarrado al borde de un precipicio
no dibujar el itinerario
no usar la pluma
sino cuando hablen de pájaros
nada prever
para que nada no venga
y nos iremos como se va la oscuridad
en la madrugada de las plegarias infantiles
felicidad de nuestros ojos
ávido de peligros naturales
será como quien silba junto a un lago
silba el hecho de silbar
o canta el hecho de cantar
(una embarcación de papel atraviesa mi garganta
adentro bogan dos niños mendigos
andrajos audaces para despistar al viento
a la brújula al designio de la noche)
Alejandra Pizarnik
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