Color de amor y de piedad semblante
tan asombrosamente no ocuparon
faz de mujer, al ver frecuentemente
ojos nobles o llanto doloroso,
como es el vuestro, cuando frente a él
mis afligidos labios contempláis;
tal que al veros en una cosa pienso,
que el corazón yo temo que se rompa.
No consigo a mis ojos destruidos
impedirles que os miren con frecuencia,
por el deseo de llorar que tienen:
y tánto acrecentáis este deseo,
que de su anhelo todos se consumen;
pero no saben ante vos llorar.
Dante Alighieri
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