Comienza ya,
canta ya
entre flores de primavera,
príncipe chichimeca,
el de Acolhuacan.
Deléitate, alégrate,
huya tu hastío, no estés triste...
¿Vendremos otra vez
a pasar por la tierra?
Por breve tiempo
vienen a darse en préstamo
los cantos y las flores del dios.
¡En la casa de las flores comienza
el sartal de cantos floridos:
se entreteje: es tu corazón,
oh cantor!
Oh cantor,
ponte en pie:
tú haces cantar,
tú pones un collar fino
a los de Acolhuacan.
En verdad nunca acabarán las flores,
nunca acabarán los cantos.
Floridamente se alegran nuestros corazones:
Solamente breve tiempo
aquí en la tierra.
Vienen ya nuestras bellas flores.
Gózate aqui, oh cantor,
entre flores primaverales:
Vienen ya nuestras bellas flores.
Se van nuestras flores:
nuestros ramilletes,
nuestras guirnaldas
aquí en la tierra...
¡Pero sólo aquí!
Debemos dejar
la ciudad, oh príncipes chichimecas:
No llevaré flores,
no llevaré bellos cantos
de aquí de la tierra...
¡Pero sólo aquí!
Donde es el reparto, donde es el reparto
vino a erguirse el Árbol Florido:
con él se alegra, e irrumpe
mi hermoso canto.
Ya esparzo nuestros cantos,
se van repartiendo:
tú con quien vivo,
estás triste:
¡Que se disipe tu hastío!
¡Ya no esté pensativo tu corazón!
¡Con cantos engalanaos!
Nezahualcótotl
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