En mi pecho sentí que despertaba
un amoroso espíritu dormido:
y vi luego venir a Amor de lejos,
tan alegre que no la conocía,
diciendo: «Piensa en cómo agradecerme»;
y reíase en todas sus palabras.
Y estando mi señor conmigo un rato,
mirando hacia el lugar del que venía,
a doña Vanna vi, y a doña Bice
que venían al sitio en que yo estaba,
un prodigio detrás de otro prodigio.
Y tal como la mente me recuerda,
Amor me dijo: «Aquella es Primavera,
y esa se llama Amor, tánto me iguala».
Dante Alighieri
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