Estas líneas se escriben para aquella cuyos luminosos ojos,
tan vivamente expresivos cual los gemelos de Leda,
encontrarán su propio dulce nombre, que agazapado está
en esta página, escondido de todo lector.
Examina atentamente estos versos, contienen un tesoro
divino, un talismán, un amuleto
que hay que llevar en el corazón. Examina atentamente su medida;
las palabras, las mismas sílabas. No olvides
el punto más trivial, o perderás el trabajo.
Sin embargo no hay en esto ningún nudo gordiano
que uno no pudiera deshacer sin un sable
si puede simplemente comprender el argumento.
Escrito en esta página que están contemplando
ojos tan ansiosos, está, digo, perdu,
un nombre bien conocido, muchas veces pronunciado al oído
de poetas por poetas, ya que el nombre es también de poeta.
Sus letras, aunque naturalmente mintiendo
como el caballero Pinto (Fernando Mendes),
siguen formando un sinónimo de verdad. ¡Deja de intentarlo!
No leerás el acertijo aunque hagas todo cuando puedas.
Edgar Allan Poe
(En la versión en inglés se puede leer el nombre de Frances Sargent Osgood)
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