Vistosamente ataviado,
un galante caballero,
por umbrías y solanas,
había viajado mucho,
entonando una canción,
a la busca de El Dorado.
Pero se fue haciendo viejo,
aquel audaz caballero,
y en su corazón cayó
una sombra al no encontrar
ni un solo trozo de tierra
que pareciese El Dorado.
Y cuando al final las fuerzas
le fallaron, encontró
la sombra de un peregrino;
"Sombra -le dijo-, responde:
¿sabes dónde puede estar
esa tierra de El Dorado?
"¡Toenes que cruzar los montes
de la Luna, y bajar luego
hasta el valle de la Sombra;
cabalga, cabalga audaz
-la sombra le replicó-
si estás buscando El Dorado!"
Edgar Allan Poe
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