¡Oh Ciencia, hija auténtica del viejo Tiempo eres,
que todo alteras con tu mirada escrutadora!
¿Por qué haces presa así en el corazón del poeta,
tú, buitre cuyas alas son sombrías realidades?
¿Cómo iba él a amarte? ¿cómo a juzgarte sabia,
a ti, que no quisiste dejarlo en su vagar
buscar tesoros en los cielos alhajados,
aunque se alzó con intrépidas alas?
¿Acaso no sacaste a Diana de su carro
y expulsaste a las hamadríadas del bosque
para buscar cobijo en más dichosa estrella?
¿No arrancaste a la náyade de su corriente,
al elfo de la verde hierba, y de mí
el sueño de verano bajo el tamarindo?
Edgar Allan Poe
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