viernes, 3 de julio de 2015

Yo no soy el gran buzo:

Y alguien dirá mañana:
pero este poeta no bajó nunca hasta el fondo del mar, ni escarbó
en la tierra profunda de los tejones y los topos...
No visitó las galerías subterráneas ni caminó por las fibras oscuras de la madera...
No perforó la carne ni taladró los huesos...
No llegó hasta los intestinos y las vísceras...
No se filtró por el canal de las arterias ni navegó con la espiroqueta
por la sangre hasta morder el corazón helado de los hombres...
Pero vio el gusano en la copa del árbol,
la nube de langostas en la torre,
las aguas lustrales rojas y estancadas,
la plegaria amarilla,
la baba verde en los belfos de los sacristanes epilépticos...
Vio el spao en la cúpula,
la pollila en la mesa del altar,
el comején en el Arca
y el gorgojo en la mitra.
Vio el ojo torcido y guiñón del arzobispo y dijo:
La luz se está ahogando en la sombra seca del pozo y hay que salvarla con una maroma de lágrimas.

León Felipe

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