viernes, 24 de julio de 2015

Broma, astucia y venganza:

1. Invitación
Atreveos con mi dieta, comilones.
Mañana os sabrá mejor,
y pasado mañana, hasta buena.
Entonces querréis aún más.
No otra cosa hacen mis siete recetas de siempre,
insuflándome ánimos nuevos.

2. Mi dicha
Desde que me cansé de buscar,
aprendí a encontrar.
Desde que un viento me plantó cara,
navego con todos los vientos.

3. Intrépido
Donde estés, ¡cava profundo!,
que debajo está la fuente.
Deja que los hombres sombríos griten:
«¡Abajo siempre está el infierno!».

4. Diálogo
¿Estaba enfermo? ¿Estoy curado?
¿Quién ha sido mi médico?
¡He olvidado todo!
B. -Ahora sí que estás curado:
porque curado está quien olvida.

5. A los virtuosos
También nuestras virtudes
han de alzar los pies con ligereza:
¡como los versos de Homero, deben venir e irse!

6. Inteligencia mundana
¡No te quedes en el llano!
¡No subas hasta la cima!
El mundo se ve más bello
desde media altura.

7. Vademecum-Vadecum
¿Te atraen mis modales y mi lenguaje?
¿Me sigues, marchas tras de mí?
Sólo marcha fiel detrás de ti mismo:
sólo así me sigues... ¡poco a poco! ¡Poco a poco!

8. A la tercera muda de piel
Ya mi piel se me levanta y reseca.
Y ansía tierra la serpiente
con tanto más deseo
cuanto más tierra ha digerido.
Ya, hambriento, por caminos torcidos,
me arrastro entre piedras y yerba,
para comer lo que siempre he comido,
¡a ti, dieta de serpiente, tierra!

9. Mis rosas
Sí, mi dicha quiere hacer feliz.
Toda dicha quiere, en efecto, hacer feliz.
¿Queréis coger mis rosas?
Tenéis que agacharos y ocultaros
entre zarzas y rocas,
¡chupaos los deditos de vez en cuando!
Porque a mi dicha le gusta bromear.
Porque a mi dicha le gusta ser maliciosa.
¿Queréis coger mis rosas?

10. El despectivo
Mucho he dejado caer y rodar,
y me llamáis despectivo por ello.
Quien apura hasta la última gota de copas llenas,
deja que caiga y ruede mucho.
Mas no por ello piensa mal del vino.

11. Dice el refrán
Qué es afilado, grosero y suave a la vez,
confiado y raro, sucio y puro,
donde se dan cita el loco y el cuerdo.
Todo esto soy yo, quiero serlo:
¡paloma, serpiente y cerdo a la vez!

12. A un amigo de la luz
Si quieres que tus ojos y tus sentidos
no desfallezcan,
sigue el sol aun por la sombra.

13. Para bailarines
Hielo resbaladizo: un paraíso
para quien sabe bailar bien.

14. El valiente
Mejor una enemistad de una pieza
que una amistad pegada a retazos.

15. Herrumbre
También necesitas herrumbre,
no basta con estar afilado.
O siempre, de lo contrario, dirán de ti:
«Aún des demasiado joven».

16. Hacia arriba
¿Cómo subo mejor a la montaña?
¡Simplemente sube, y no pienses en ello!

17. Máxima del violento
¡Nunca pidas nada! ¡Deja de lamentarte!
¡Coge, coge siempre, te lo pido!

18. Almas estrechas
Me horrorizan las almas estrechas;
uno no encuentra en ellas nada bueno,
pero tampoco casi nada malo.

19. El seductor involuntario
Para pasar el tiempo,
disparó al aire una palabra huera
-y cayó, sin embargo, así una mujer.

20. Digno de considerar
Un dolor doble es más fácil de soportar
que un dolor: ¿quieres atreverte a ello?

21. Contra el darse aires
No te hinches: de lo contrario,
un simple pinchazo te llevará al suelo.

22. Hombre y mujer
«Rapta con violencia a la mujer
por la que tu corazón vibra.»
Así piensa el hombre;
la mujer no rapta, roba.

23. Interpretación
Cuando me interpreto, estoy implicado:
no puedo interpretarme a mí mismo.
Sólo quien asciende a su propio camino
conduce mi imagen hacia una luz más clara.

24. Cura de pesimistas
¿Te quejas porque no hallas nada sabroso?
¿Sigues, amigo, con tus viejos caprichos?
Te oigo renegar, alborotarte, escupir,
así me quebrantas la paciencia y el corazón.
Sígueme, amigo mío, y decide
tragarte un sapito gordo por ti mismo,
rápidamente, sin parar mientes en él:
te ayudará en tu dispepsia.

25. Petición
Conozco el alma de muchos
mas no sé quién yo soy,
mi mirada está demasiado cerca,
no soy lo que he visto y veo;
me sería más útil
si me pudiera sentar más lejos.
¡No, en verdad, tan lejos como mi enemigo!
¡Incluso demasiado lejos está mi cercano amigo!
¡Pues entre él y yo un punto medio!
¿Adivináis lo que os pido?

26. Mi dureza
Tengo que pasar por cien escalones,
tengo que subirlos, y ya oigo vuestras voces:
«¡Qué duro eres! ¿Acaso somos de piedra?».
Tengo que pasar por cien escalones,
y a nadie le gusta ser escalón.

27. El caminante
«¡Ya no hay camino! En torno sólo queda el abismo
y un silencio mortal.»
¡Así lo querías!
¡Tu voluntad se apartó del camino!
¡Es tu hora, paseante!
¡Es la hora de la mirada clara y de la sangre fría!
Perdido estás si crees -¡en el peligro!

28. Consuelo para principiantes
Contemplad al niño entre gruñidos de cerdos,
desvalido, con los pies encogidos.
Sólo puede llorar, nada más que llorar,
¿Aprenderá alguna vez a levantarse y andar?
¡No tengáis miedo! Pronto, supongo,
podréis ver al niño bailar.
Una vez levantado sobre sus dos piernas,
será capaz de sostenerse hasta sobre su cabeza.

29. Egoísmo estelar
Si no rodase en torno a mí,
semejante a un redondo tonel,
¿cómo soportaría, sin quemarme,
correr tras el ardiente sol?

30. El prójimo
Prefiero que el prójimo no esté cerca:
¡más bien lejos y a distancia!
¿Cómo si no se convertiría en mi estrella?

31. El santo disfrazado
Para que tu felicidad no nos deprima,
te envuelves con diabólicas artimañas,
con ingenio y vestimenta diabólicos.
¡Aunque todo en vano!
Mas cuando miras,
¡la santidad surge de tu mirada!

32. El esclavo
A.-Está de pie y escucha:
¿qué es lo que le lleva a equívocos?
¿Qué es lo que zumba en sus oídos?
¿Qué es lo que le ha dejado postrado en tierra?
B.-Como todo el que ha llevado alguna vez cadenas,
escucha por doquier... su sonido.

33. El solitario
¡Qué odiosos me resultan el seguir y el dirigir!
¿Obedecer? ¡No! ¡Y tampoco mandar!
Nadie temerá a quien no se teme a sí mismo.
Y sólo puede dirigir a los otros quien causa temor.
¡Si hasta dirigirme a mí mismo me resulta odioso!
Como el animal del bosque y del mar,
me gusta perderme durante un buen ratito,
recogido, meditabundo, en benévolo extravío,
atrayéndome, desde la lejanía, finalmente, al hogar,
para así seducirme... a mí mismo.

34. Séneca at hoc genus omne [y su especie].
Escribe una y otra vez
sus insoportables y sabias sandeces,
como si valiera el primum scribere,
deinde philosophari [primero escribir, luego filosofar].

35. Helado
En efecto, algunas veces hago helado:
¡pues muy provechoso es el helado para digerir!
Si tuvieseis que digerir mucho,
¡cómo os gustaría mi helado!

36. Escritos de juventud
El Alfa y Omega de mi sabiduría
sonaron aquí. ¿Qué escuché?
Hoy han dejado de sonarme así;
sólo sigo oyendo los eternos ¡Ah! y ¡Oh!
de mi juventud.

37. Cuidado
Por esas tierras no conviene viajar ahora;
y si tienes espíritu, redobla tu precaución.
Aquí se te atrae y se te ama hasta el desgarro:
¡en espíritus tan exaltados siempre falta el espíritu!

38. Habla el piadoso
¡Dios nos ama porque nos creó!
-«El hombre creó a Dios»,
así dice el sutil sobre el asunto.
¿Y no debe amar lo que creó?
¿Acaso no deberá negarlo porque lo creó?
Este argumento cojea, lleva la pezuña del diablo.

39. En el verano
 ¿Debemos comer el pan nuestro
con el sudor de nuestra frente?
Sudando no conviene comer nada,
así opinan los sabios médicos.
La canícula advierte: ¿qué le hace falta?
¿Qué indica su ardiente aviso?
¡Con el sudor de nuestra frente
debemos beber nuestro vino!

40. Sin envidia
Sí, él mira sin envidia alguna,
¿y lo alabáis por ello?
Al tener ojo de águila para la lejanía,
él no mira a vuestros honores,
tampoco os ve: ¡sólo ve estrellas, estrellas!

41. Heraclitismo
Toda dicha terrena
la proporciona, amigos, el combate.
Sí, para ser amigos
se necesita el humo de la pólvora.
Los amigos son uno mismo en tres casos:
hermanos en la necesidad,
iguales ante los enemigos,
y libres -¡ante la muerte!

42. Principio de los demasiado sutiles
¡Es mejor ir de puntillas
que a cuatro patas!
¡Es mejor ir por rendijas
que por puertas abiertas!

43. Consejo
¿Tienes como objetivo la gloria?
Ten en cuenta esta lección:
renuncia a tiempo,
libremente, ¡al honor!

44. El profundo
¿Un investigador? ¡Ahórrate esta palabra!
Sólo soy pesado -¡y no con pocas libras!
Así caigo, caigo continuamente,
¡hasta que llego al fondo!

45. Para siempre
«Llego hoy porque hoy me conviene»
-así piensa siempre el que viene para siempre.
¿Qué le importa que el mundo le esgrima?:
«¡Vienes demasiado pronto! ¡Vienes demasiado tarde!»

46. Juicio del fatigado
Todos los demacrados lanzan maldiciones contra el sol.
De los árboles tan sólo aprecian -¡su sombra!

47. Descenso 
«Se hunde, ahora cae» -os burláis a veces-;
a decir verdad, hacia vosotros desciende.»
Ahíto de felicidad, ésta se convirtió en pesadumbre.
Ahíto de luz, va tras vuestra oscuridad.

48. Contra las leyes
Desde hoy, colgado de mi cuello,
en una cinta de crin,
cuelga el reloj de las horas.
Desde hoy cesará el curso de los astros,
sol, sombras y canto de los gallos,
y cuanto me anuncia siempre el tiempo
estará ahora mundo, sordo y ciego:
ahora calla para mí toda la naturaleza,
en el tictac de la ley y de la hora.

49. Habla el sabio
Alejado del pueblo, aunque útil al pueblo,
marcho por el camino, ya sol, ya nube,
¡y siempre sobre este pueblo!

50. Perder la cabeza
Ella ahora tiene espíritu, ¿cómo es que lo encontró?
Por su culpa, un hombre recientemente
perdió el juicio.
Antes de perder el tiempo, era una gran cabeza,
Al diablo se fue su cabeza... ¡No! ¡No! ¡A la mujer!

51. Deseos piadosos
«Ojalá que todas las llaves
se perdieran de repente,
y en cada cerradura
girasen las ganzúas.»
-Éste ha sido siempre el sentir
de quien es ganzúa.

52. Escribir con el pie
No escribo sólo con la mano:
pues el pie siempre quiere escribir conmigo.
Corre firme, libre, valiente,
bien por el campo, bien por el papel.

53.  «Humano, demasiado humano.» Un libro.
Melancólico y pusilánime si miras atrás.
Confiando en el futuro donde a ti mismo confías.
¿Oh, pájaro, te cuento entre las águilas?
¿Eres el búho favorito de Minerva?

54. A mi lector
¡Yo te deseo un buen estómago
y buena dentadura!
Una vez que pruebes mi libro,
seguro que
estarás de acuerdo conmigo.

55. El pintor realista
«Ser fiel a la naturaleza por completo» ¿Cómo lo hace?
¿Acaso una vez que fuera ésta
despachada en una imagen?
¡Infinito es el más pequeño fragmento del mundo!
Él sólo pinta lo que le gusta.
¿Y qué le gusta? ¡Lo que sabe pintar!

56. Vanidad de poeta
Sólo dadme pegamento que, enseguida,
encontraré la madera para el pegamento.
Dar sentido a cuatro rimas absurdas,
¡no es cosa que haga cualquiera!

57. Gusto exigente
Si se me dejara elegir,
elegiría gustosamente un pequeño sitio
en medio del paraíso,
mejor aún, ¡a su puerta!

58. La nariz torcida
Altivamente, mira la nariz
a la tierra, sus ventanas se ahuecan.
Caes, pues, rinoceronte sin cuerno,
mi orgulloso hombrecillo,
siempre de frente.
Y siempre se encuentran
torcida nariz y tieso orgullo.

59. La pluma garabatea
La pluma garabatea: ¡demonios!
¿Condenado estoy a tener que garabatear?
Con osadía agarro el tintero,
y escribo utilizando gruesos ríos de tinta.
¡Cómo fluye, tan rebosante, tan ancha!
¡Qué bien me sale lo que hago!
A decir verdad, la letra no es clara.
¿Y qué más da? Pues, ¿quién lee lo que yo escribo?

60. Hombres superiores
A éste se le debería alabar por ascender,
mas aquél siempre viene de las alturas.
Y vive allí donde no le llega la alabanza,
¡pues él es de las alturas!

61. Habla el escéptico
Ha pasado la mitad de tu vida.
La aguja avanza, el alma se estremece.
Durante mucho tiempo ella vagó,
buscando y no hallando... ¿y ahora titubea?
Ha pasado la mitad de tu vida:
huno dolor y error, hora tras hora.
¿Qué buscas aún? ¿Por qué?...
Precisamente busco eso: ¡el porqué de los porqués!

62. Ecce Homo
¡Sí! ¡Sé muy bien de dónde procedo!
Tan insaciable como la llama,
ardo y me consumo.
Todo cuanto toco luz se hace,
todo cuanto abandono, carbón:
llama soy, de eso seguro.

63. Moral estelar
Predestinada a la órbita estelar,
¿qué te importa, estrella, la oscuridad?
Rueda bienaventurada por este tiempo.
¡Que tu pena te sea extraña y remota!
Tu brillo pertenece a un mundo más lejano:
la compasión debe ser para ti pecado.
¡Que ser pura sea tu único mandato!

Friedrich Nietzsche

No hay comentarios:

Publicar un comentario