jueves, 30 de julio de 2015

Balada de un día de Julio:

Esquilones de plata
llevan los bueyes.

-¿Dónde vas, niña mía,
de sol y nieve?

-Voy a las margaritas
del prado verde.

-El prado está muy lejos
y miedo tienes.

-Al airón y a la sombra
mi amor no teme.

-Teme al sol, niña mía,
de sol y nieve.

-Se fue de mis cabellos
ya para siempre.

-¿Quién eres, blanca niña?
¿De dónde vienes?

-Vengo de los amores
y de las fuentes.

Esquilones de plata
llevan los bueyes.

-¿Qué llevas en la boca
que se te enciende?

-La estrella de mi amante
que vive y muere.

-¿Qué llevas en el pecho,
tan fino y leve?

-La espada de mi amante
que vive y muere.

-¿Qué llevas en los ojos,
negro y solemne?

-Mi pensamiento triste
que siempre hiere.

-¿Por qué llevas un manto
negro de muerte?

-¡Ay, yo soy la viudita,
triste y sin bienes,

del conde del Laurel
de los Laureles!

-¿A quién buscas aquí,
si a nadie quieres?

-Busco el cuerpo del conde
 de los Laureles.

-¿Tu buscas el amor,
viudita aleve?
Tú buscas un amor
que ojalá encuentres.

-Estrellitas del cielo
son mis quereres,
¿dónde hallaré a mi amante
que vive y muere?

-Está muerto en el agua,
niña de nieve,
cubierto de nostalgias
y de claveles.

-¡Ay!, caballero errante
de los cipreses,
una noche de luna
mi alma te ofrece.

-¡Ah Isis soñadora!
Niña sin mieles,
la que en boca de niños
su cuento vierte.
Mi corazón te ofrezco.
Corazón tenue,
herido por los ojos
de las mujeres.

-Caballero galante,
con Dios te quedes.
Voy a buscar al conde
de los Laureles.

-Adiós, mi doncellita,
rosa durmiente,
tú vas para el amor
y yo a la muerte.

Esquilones de plata
llevan los bueyes.

Mi corazón desangra
como una fuente.

Federico García Lorca

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