miércoles, 8 de julio de 2015

A Ignacio de Loyola:

Hermano vasco, ya sé,
de hacer algo, hacerlo bien.
Yo lo intento, mas ya ves,
siempre me enredo en mis pies,
y aunque digo: «ya lo haré».
no paso del «debe ser».
Todo vacila en el fiel;
y en la balanza, no sé
si es que he sido o que seré.
Me hace dudar el saber.
Nadie va recto hacia el bien.
Sólo tú golpeando el qué
y sin pensar quién es quién,
nos propusiste una fe
que era un rabioso querer.
Querer siendo sin ser quién:
voluntad de sin saber,
ejercicio hasta obtener
da que duele nuestro bien.
Cosas de vasco, ya sé.
Cosas del hombre que ve
el mundo vuelto al revés,
mas no sueña, lo hace ser
como debe, puesto en pie.
Terco, técnico, ¿por qué
existen los de después,
tan poco vascos que en miel
dan tu ardiente furia y fe?
¿Quién confunde tu querer
feroz como un blando amén?
Somos distintos, lo sé.
Pero tu sed es mi sed
y me ejercito en romper
como tú, mi yo de ayer.

Gabriel Celaya

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