miércoles, 8 de julio de 2015

Andra-Mari

Yo soy el hombre malo.
Vi un día entre el cristal y el agua milenaria
de la gruta de Amboto cierta forma olvidada,
reflejada, con brazos de música y de sombra.
Y allí quedé parado. Y allí sigo durando.
Hechizado, me dicen, porque invoco llorando.

Yo soy el hombre malo.
¿Y quién, si le interrogan, no se siente en pecado?
Si en lugar de admirar y cantar como un loco,
yo hubiera trabajado, ¿no se hubieran salvado
etcéteras hermanos, muchos hombres?
Es fácil de decir, pero acertar, milagro.

Yo soy el hombre malo.
Me siento responsable del canto y del fracaso.
Me avergüenza pensar qué generosos,
desprendidos y heroicos son los desheredados
que luchan defendiendo lo que es suyo y de todos.
Mas dicen que es inútil mi aporte, de antemano.

Yo soy el hombre malo.
Los buenos son los otros, gente fabril y terca,
los hijos acogidos, los sabidos,
metidos en su tierra, durando contra todo.
Y es extraño, resulta que yo tengo la culpa
de que ellos sigan siendo quienes son con desgracia.

Yo soy el hombre malo.
Vi algo bello allá lejos y olvidé lo obligado.
Andra-Mari sabrá por qué cambió mi sino.
Trabajador, si hay uno, no dirá que no he sido.
Mas me puse a peinar su cabello pensando.
Y aquí sigo en lo mismo, sin salir de su hechizo.

Yo soy el hombre malo.
Soy un cantor errante. Vengo de lo lejano.
Las muchachas se escapan cuando llego a la aldea;
los niños me escarnecen cuando no tiran piedras;
y los viejos me miran sin juzgar, con paciencia.
Y así paso de prisa. Andra-Mari me lleva.

Yo soy el hombre malo.
SOy el extraviado dado a un amor estéril.
No sirvo para nada. Nunca encuentro un trabajo
honrado y suficiente. Soy simplemente el viento
que agita el Murumendi y, ¡ay!, llora en el Aizgorri,
y quiere decir algo que de hecho nunca logra.

Yo soy el hombre malo.
Como quien no hace nada, peino el cabello largo
de Andra-Mari, y me miro sin verme en sus espejos,
y ando escribiendo versos, buscando mi pasado.
Pero de nada sirve. Mis hermanos trabajan
y yo soy como un viento de amor siempre lejano.

Gabriel Celaya

No hay comentarios:

Publicar un comentario