lunes, 6 de julio de 2015

A F...

¡Amada! en medio de las muy graves penas
que se agolpan en torno a mi camino terrenal
(terrible camino, ¡ay!, donde no crece
ni siquiera una rosa solitaria),
mi alma por fin un solaz tuvo
en sueños de ti, y en ellos conoce
un edén de dulce reposo.

Y así tu recuerdo es para mí
cual alguna remota isla encantada
en algún mar tumultuoso,
en algún océano que palpita lejano
con tempestades, pero donde entretanto
serenísimos cielos de continuo
sobre esa isla brillante se sonríen.

Edgar Allan Poe

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