Tus ojos se me van
de mis ojos y vuelven
después de recorrer
un páramo de ausentes.
Tu boca se marcha
de mi boca y regresa
con varios besos muertos
que aún laten, que aún quisieran.
Tus brazos se desploman
en mis brazos y ascienden
retrocediendo ante esa
desolación que sientes.
Otoño de tu cuerpo,
aún mi calor lo vence.
Miguel Hernández
No hay comentarios:
Publicar un comentario