no quería arrodillarse
ante la dinamita,
vinieron a posarse
sobre ella
todos los pájaros
huídos de las jaulas...
Sus plumas abigarradas
cubrieron los tejados,
coronados de espinas,
los muros grises
y las alambradas...
Entonces
se oyó una explosión,
y los pájaros, asustados,
alzaron el vuelo,
no dejando tras ellos
ni rastro de la cárcel...
Luigi Anselmi
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