sábado, 20 de junio de 2015

Rosas profanas:



Sobre el diván dejé la mandolina.
Y fui a besar la boca purpurina,
la boca de mi hermosa florentina.
Y es ella dulce, y roza y muerde y besa;
y es una boca roja, rosa, fresca;
y Amor no ha visto boca como esa.
Sangre, rubí, coral, carmín, claveles,
hay en sus labios finos y crueles
pimientas fuertes, aromadas mieles.
Los dientes blancos reinan como versos,
y saben esos finos dientes tersos
mordiscos caprichosos y perversos.
Dulce serpiente y suave y larga poma,
fruta viva y flexible, seda, aroma,
entre rosa y blancor, la lengua asoma.
La florentina es sabia, y ella dice
que en ella están Elena y Cloe y Nice,
y Safo y Clori y Galeata y Bice.
Y ese cáliz hallé de mieles lleno,
y el placer y el mal puso en mi seno,
y en él bebí sangre y el veneno.

Rubén Darío

No hay comentarios:

Publicar un comentario