"Y nuestro odio no es tigre que devasta:
es el martillo que construye."
M. Hernández
Miguel, tu muerte no es posible, dura
tu vida y sigue tu sendero humano
sobre cada sentido y cada mano
porque el dolor propaga su amargura.
Porque tu voz prolonga su andadura
sobre cada mañana y cada hermano,
porque tu cuerpo amasa el hortelano
fruto que derramándose perdura.
Miguel, en pie y al frente, campesino
ebrio de sed, de tierra umbría,
alba sin término, luz de los luceros.
Miguel, la sangre indaga su camino
y encuentro en ti los rumbos cada día:
la esperanza de todos los yunteros.
Salvador Muerza
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