viernes, 19 de junio de 2015

Nada que suplante a la sombra:

Nadie escoge la vida, la vida nos escoge
con su larga codicia de amante sorprendida
y nos busca en el sueño más blanco o más oculto.
Nadie escoge el latido con que ha sido engendrado
pero el latido emerge de la sangre buscándonos
y siempre nos encuentra y siempre nos alcanza.
Por eso nuestra herida primera es la más firme
en su opaco rigor. Ella es, sólo, el tributo
umbilical que exige la luz de estas repúblicas.
(La historia es un menudo patrimonio, venimos
para poblarla -acaso, simplemente por eso-.
Esa es nuestra arteria, ese nuestro tesoro).
Y, sin embargo, hay veces que la vida se estampa
contra la misma historia y, sin contar con nadie,
hay alguien que concita la muerte con su brazo.
Nadie escoge la muerte, entonces; nadie elige
el silencio. No hay nada que suplante a la sombra.
Ni siquiera la leve consistencia de un verso.

Juan Ramón Corpas

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