sábado, 20 de junio de 2015

A un poeta:



Te recomiendo a ti, mi poeta y mi amigo,
que comprendas mañana mi profundo cariño,
y que escuches mi voz en la voz de mi niño,
y que aceptes la hostia en la virtud del trigo.
Sabe que cuando muera yo te escucho y te sigo;
que si haces bien, te aplaudo; que si haces mal, te riño;
si soy lira, te canto; si cíngulo, te ciño;
si en tu cerebro, seso, y si en tu vientre, ombligo.
Y comprende que en el don de la pura vida,
que no se puede dar manca ni dividida,
para los que creemos que hay algo supremo,
yo me pongo a esperar a la esperanza ida,
y conduzco entretanto la barca de mi vida;
Caronte es el piloto, mas yo dirijo el remo.

Rubén Darío

No hay comentarios:

Publicar un comentario