sábado, 20 de junio de 2015

Claro de Luna:



Góndola de alabastro,
bogando en el azul, la luna avanza;
y hay en la dulce palidez del astro
como mezcla de sueño y esperanza.
En el fondo sombrío,
con la adorable luz de su aureola,
halaga al triste pensamiento mío
como virgen pensativa y sola.
Divina y desolada,
envuelta en vago y luminoso velo,
al contemplar su púdica mirada,
creo ver una lágrima en el cielo.
Alma que sueña, aduna
a veces lo que canta y lo que llora:
la lágrima argentina de la luna
con lágrimas de oro de la aurora.

¡Oh pálida princesa!
Yo envidio la delicia
de la nube dorada que te besa
y del rayo de sol que te acaricia.
En las brumas de plata
que en tu beldad, admira el Universo,
tiende su ala de amor la serenata,
sus cadencias y músicas el verso.
La armonía en tu alcázar tiembla y vuela;
y a tus luces divinas
esparce, melodiosa, Filomena
sus cascadas de perlas cristalinas.

Rubén Darío

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