viernes, 26 de junio de 2015

La fábula del río:

La fábula del río (aquel anciano
de largas barbas verdes, húmedas y antiguas),
la fábula del aire luminoso
(espanto que encabrita los caballos),
la fábula primera en las orillas
de cierta desnudez que el agua siempre anuncia,
escuchaba yo, niño de arcilla roja y tierna.
Escuchaba. La escucho.
Me invades, ¡oh gran voz de un informe presencia!
te siento por mis labios, levantándome, vaga;
te llamo río o veo
maravillosos mundos que sólo son palabras
mientras la calma augusta desciende con la siesta,
y hay juncos, y pereza, blando barro caliente.
¡Mitologías posibles! ¡Infancia mía indemne,
antigua como el mundo y hoy, de pronto, presente!

Gabriel Celaya

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