unas astas de ciervo enfurecido.
Todo el valle se tiende. Por sus lomos,
caracolea el vientecillo.
El aire cristaliza bajo el humo.
—Ojo de gato triste y amarillo.
Yo, en mis ojos, paseo por las ramas.
Las ramas se pasean por el río.
Llegan mis cosas esenciales.
Son estribillos de estribillos.
Entre los juncos y la baja tarde,
¡qué raro que me llame Federico!
Federico García Lorca
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