Partida desvanecida ya en un sueño
maldigo el río que se desliza
el viejo patio
de hace treinta y dos años.
Banderas rojas arrolladas
a las lanzas de los campesinos esclavos,
manos negras alzaban en alto
las fustas de los tiránicos patronos.
Gracias a los sacrificios,
a tantas firmes voluntades,
osamos ordenar a la luna y al sol
darnos un cielo nuevo.
Feliz, observo mil lentas ondas
de arroz y trigo,
desde todas partes los héroes
se hacen presentes en la tarde brumosa.
Mao Tse-Tung
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