Siembro con mis manos
tus claras y esparcidas semillas
y créceme en el alma
un jardín de júbilos profundo.
Cuando siento tus innúmeras caídas,
el frío no me invade
ni me asalta la tristeza
del alto pozo sentimental.
Cuando describo
la pirueta de tus vuelos,
vuélvome el poema inédito
escrito para ti.
Luis Hernández Vera
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