sábado, 31 de octubre de 2015

Lucy

Entre apartadas sendas habitaba,
junto al nacer del Dove, una doncella
de ninguno alabada, y a quien pocos
amaban; tal violeta

que una piedra con musgo medio esconde;
¡única a la mirada cual la estrella
si una sola relumbra en todo el cielo,
y hermoso como ella!

Ignorada vivía; casi nadie
supo de Lucy el fin de la existencia;
pero ahora está en su tumba, y, ¡ay!, mi pecho
sabe la diferencia.


Selló un sueño mi espíritu; no tuve
temor humano; ¡cual si cosa fuera
que el toque de los años terrenales
nunca sentir pudiera!

Ni fuerza tiene ya, ni movimiento;
ni oye, ni mira ya: despacia rueda,
en cotidiana rotación terrestre,
con árbol, roca y piedras.

William Wordsworth

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