jueves, 5 de noviembre de 2015

¡Oh clara juventud!

¡Oh clara juventud! Bastante era dorar
con soles obedientes toda lluvia extraviada,
y si una inesperada nube bajaba, pronto,
sobre ella construir un arco iris, para

la Fantasía errante, mezclando, de los campos
a medio labrar, hierbas con flor de adormidera;
te coronaban tus Favoritos, cantando
tu poder, sin censura ni compasión del sabio.

Ah, muestra qué más dignos honores se te deben,
clara juventud; mueve lo hondo del corazón:
confirma a tu glorioso Espíritu a que emprenda

un sendero de abrupta subida y alta meta;
y si hay una alegría que mengüe lo que pide
recuerdo agradecido, haz irse a esa alegría.

William Wordsworth

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