jueves, 26 de abril de 2018

Las manos:

Las manos dudan, tiemblan, envuelven
espacios perseguidos.
Los dedos se recogen uno en otro; vacilando,
se buscan a sí mismos.
Hay algo que puede ser de repento todo
aun con ser lo más chiquito
y eso lo saben las manos que, aun revueltas,
buscan lo más sencillo:
El espacio que, cogido, sería toda la dicha,
el hecho de lo no dicho.
Y uno contempla sus manos
como unos animalitos
que no son nuestros del todo,
que saben algo distinto,
y se mueven por su cuenta
mientras yo, atónito, las miro.


Gabriel Celaya

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