lunes, 15 de junio de 2015

Tú conoces:

Tú conoces con qué recia conciencia,
con qué robusto impulso amo la vida.
Cómo detesto el frío del cuchillo,
la soberbia impostura de la espada.

Amo el cuerpo desnudo y juvenil
que la lluvia acaricia, que el contacto
de otra piel enerva,
que una cálida mano dulce enciende
y domeña el labio.

Amo la gollería de la flor,
el torrente tezado
y gélido que fluye de la nieve,
el vuelo lejanísimo del buitre,
la lumbre que nos habla.

Todo está en éso:
la voluntad del mundo que despierta,
la vida como un leve
milagro que persiste.

Temo por éso y tiemblo cada noche
cuando el silencio de las sombras trae
hasta mi corazón el manso sueño
y me arrebata el alma hasta las horas
ciegas, lívidas, mudas...
prefigura
las frías levedades de la muerte.

(1984)

Roberto Albandoz.

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